viernes, 10 de febrero de 2012

LOS CEREZOS EN DICIEMBRE

Pasa el tiempo y a cada instante la escalera de la vida nos hace parar para coger fuerza, respirar profundamente y, mirando hacia delante, subir uno a uno los peldaños que nos faltan y nos hacen continuar.
En cada una de esos descansos, especialmente en aquellos en que las agujas de mi reloj parecieron detenerse durante siglos continúo buceando en las palabras de otros que reconforten, por lo ya vivido, la oscuridad que  envuelve tus deseos. En muchas ocasiones estas palabras llegan a través de la mano amiga, de la voz diaria que te recuerda que no estás sola , que te ayuda a continuar viviendo, soñando, que escucha tus miedos y reconforta tus duelos, que día a día está a tu lado borrando la distancia que la geografía impone.
Esa mano, esa voz me hizo conocer un pequeño tesoro que no estaba destinado a mí sino a unos ojos más jóvenes que también lloraban la búsqueda de su yo perdido.

Y amaneció en el nacimiento del nuevo año, florecieron los cerezos en un enero difícil y gris. Aprendieron sus ramas a estirarse buscando la luz y ,como el propio subtítulo presenta, a buscar en cada problema la oportunidad  que éste esconde.

LOS CEREZOS EN DICIEMBRE de Ariel A. Almada es una pequeña obra que nos hace reflexionar sobre la necesidad de no rendirse, de buscar la fuerza interior y vernos como parte del problema para reconocernos  parte de la solución. Una pequeño relato de encuentro personal envuelto en la cadencia de la tradición oriental. Una pequeña joya que anotar en todos los apartados de nuestro diario de libros.

No hay comentarios: